Dificultades ¿Qué hago?¿ CÓMO LO HAGO?
Creo que a nadie le resulta agradable tener que hacer frente
a conflictos
ya que es una situación que en muchas ocasiones nos hace
quedar desbordados
Por las circunstancias. Por lo tanto tomar conciencia de los
posibles mecanismos
y niveles de actuación nos ayudará a gestionar mucho mejor
las posibles dificultades
que se nos presenten.
En primer lugar nos vamos a centrar en qué es lo que nos lleva
a entra
en una situación de conflicto. Necesitamos tomar conciencia
de cuáles son
los propios desencadenantes, los que provocan el conflicto,
porque ellos
son quienes hacen que las emociones tomen la delantera e
inciten a comenzar
la relación conflictiva.
En una situación X el desencadenante puede ser un
comportamiento, un comentario
o la actitud de otra persona que suscita una reacción en
nosotros. Lo que tiende
a complicar mucho la situación es que el desencadenante
depende, en una gran medida,
de la interpretación de la situación que se haga. Un
comentario, una sonrisa, el tono,
el gesto…todo esto puede ampliar o disminuir el impacto de
una crítica o de un halago
en su defecto.
Podríamos distinguir categorías diferentes que se pueden
considerar iniciadoras de
conflictos:
1. Esto no es como debería: “ella debería haberlo hecho”,
“no estoy de acuerdo”,
“estoy cansado, las cosas no deberían seguir así”, etc.
2. Idea de pérdida: “no puedo más, he perdido todo”, “ya no
sé hacia donde tirar,
no puedo más”, “todo ha quedado roto, no tiene solución”,
etc.
3. Ataque directo contra la autoestima: “ni siquiera me
respetan”, “me siento
agredida por ellos”, “me agreden verbalmente por mi
aspecto”, etc.
4. Abandono: “nadie me tiene en cuenta para las cenas”, “me
siento rechazada,
no me aceptan”, “me siento sola, nadie ha venido a verme”,
etc.
Quizá el problema lo tengamos nosotros mismos por el
planteamiento inicial que
hacemos. Quizá no deberíamos vivir de manera tan trágica
todos los desacuerdos,
quizá lo hacemos así porque pensamos que todos los
desacuerdos tienen que terminar
sí o sí en conflicto, cuando realmente no tiene por qué ser
así.
Estar en desacuerdo no es grave en si mismo, y menos en
relaciones de largo tiempo.
Nunca podemos estar de acuerdo en todo con todo el mundo y
de hecho los desacuerdos
en todo tipo de relaciones pueden ser enriquecedores.
Por un lado tenemos las cogniciones, que serían el conjunto
de pensamientos e imágenes
que hacemos en relación a situaciones relacionadas y por
otro tenemos las anticipaciones
que no son otra cosa que las cogniciones que nos aparecen
incluso antes de encontrarnos
en la situación concreta. Las anticipaciones en ciertos
momentos pueden servirnos de
forma positiva, pero generalmente nos hacen anticipar
dificultades que muchas veces
no resultan ser reales, con la consiguiente ansiedad
innecesaria.
Nuestras anticipaciones ante un conflicto suelen estar
relacionadas con la otra
parte, con el otro. Tenemos la mala costumbre de prever el
comportamiento que van
a tener las otras personas, siempre anticipándonos en
negativo. Por lo tanto una
actitud a desechar, ya que en nada nos beneficia ni a
nosotros ni a nuestra
capacidad de resolución de conflictos.
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